Transverberation is a spiritual wounding of the heart. Saints were sometimes rewarded by God for loving him so much that they offered the Lord total dominion over their heart.
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Veíale en las manos un dardo de oro largo, y al fin del hierro me parecía tener un poco de fuego. Este me parecía meter por el corazón algunas veces y que me llegaba a las entrañas. Al sacarle, me parecía las llevaba consigo, y me dejaba toda abrasada en amor grande de Dios. Era tan grande el dolor, que me hacía dar aquellos quejidos, y tan excesiva la suavidad que me pone este grandísimo dolor, que no hay desear que se quite, ni se contenta el alma con menos que Dios. No es dolor corporal sino espiritual, aunque no deja de participar el cuerpo algo, y aun harto. Es un requiebro tan suave que pasa entre el alma y Dios, que suplico yo a su bondad lo dé a gustar a quien pensare que miento.
—St Teresa of Avila. 1515 ✝ 1582
Libro de la vida, cap. 29, XXXIII
A instantes el amor pierde en ella hasta tal punto la medida, brota con una tal vehemencia y agita el corazón con tal fuerza y tan furiosamente que éste parece herido por todos lados y sus heridas no cesan de renovarse, cada día con dolor más amargo y con nueva intensidad. Y le parece que sus venas se rompen, que su sangre se derrama, que su médula se marchita: sus huesos desfallecen, su pecho arde, su garganta se seca, su rostro y todos sus miembros sienten el calor interior y el furor de amor. Otras veces es como una flecha que atraviesa su corazón hasta la garganta y más allá hasta el cerebro y le hace perder el sentido, o como un fuego devorador que atrae cuanto puede consumir; tal es la violencia con la que experimenta el alma en su interior la acción de amor, implacable, sin medida, apaderándose de todo y devorándolo todo.
—Beatriz of Nazaret. 1200 ✝ 1269
Los siete modos de amor, V, 33-55
Y diciendo así, lo puso en la llaga de su costado, me hizo ver su corazón muy resplandeciente y puso el mío sobre su mismo corazón. Entonces mi corazón quedó del todo encendido, como una llama de fuego. El Señor volvió a tomarlo en su mano, lo miraba fijamente y lo estrechaba fuertemente. Yo veía dicho corazón todo fuego, con las cinco llagas y traspasado de parte a parte. El Señor lo dio a su Santísima Madre y lo puso justo sobre su corazón de Ella. Ella lo tomó con su mano y lo donó a su Hijo con su propio corazón, y con el de su mismo Hijo. El Señor lo volvió a meter en mi pecho; pero parecía que me metía un incendio. Sentía como si me abrasara.
—Santa Verónica Giulani. 1660 ✝ 1727
Diario, vol. I, 905-6